El ser humano lleva millones de años en este planeta, aunque como especie no han sido tantos, puesto que deberíamos contar también todo lo que nos ha precedido. Como ya ha quedado sobradamente demostrado, procedemos de una familia de homínidos que a su vez evolucionarían desde otros mamíferos inferiores. Durante un tiempo fueron varias las especies de homínidos que convivieron en el planeta, cada cual con sus propias características, aunque físicamente muy parecidos. El nacimiento de la raza humana se marca en África hace tan solo 40.000 años con la aparición del Homo sapiens sapiens, especia a la que pertenecemos los humanos actuales.
Todos venimos de aquella misma especie, que logró imponerse a las demás gracias a su inteligencia más que a su fuerza. La construcción de tecnología y armas permitió a aquellos primeros humanos sobreponerse a las demás especies, que acabaron sucumbiendo poco a poco. Pronto, el ser humano comenzó a escribir de una manera muy rudimentaria, a comunicarse más claramente entre miembros de la misma especie, a crear tribus y luego culturas y sociedades que darían paso a las primeras ciudades. Sin embargo, cuando vamos hacia atrás en el tiempo encontramos que la evolución de ese homo sapiens sapiens no está completa en su pasado, y que hay algunos huecos que todavía están por rellenar.
Qué es el eslabón perdido
A lo largo de estos últimos siglos, la arqueología se ha ocupado de encontrar numerosos huesos y fósiles de antiguos habitantes de nuestro mundo, ya fueran de nuestra especie o de una anterior. Gracias a eso hemos podido ir creando una especie de árbol genealógico con todos nuestros antecesores, registrando cada fósil encontrado, analizando la forma de vida que podrían tener. Sin embargo, todavía faltan huecos en esa cadena. Es lo que se conoce como eslabón perdido, esa parte de nuestra evolución que todavía no ha quedado demostrada, ese espacio en blanco que hay entre tantas especies de homínidos, y que en muchos casos sigue siendo un verdadero quebradero de cabeza para la evolución.
La ciencia, en desacuerdo con este término
Los científicos, encargados en primera instancia de catalogar todos los fósiles y de ir construyendo poco a poco ese árbol genealógico de nuestra especia, tienen ya tan asumida la teoría de la evolución de Darwin que entienden que el eslabón perdido es simplemente un desfase entre los fósiles encontrados en diferentes regiones y épocas. El término surgió en el siglo XIX para abrir el debate entre evolucionistas y creacionistas, pero a estas alturas la primera teoría se ha demostrado tan fuerte que incluso estos pequeños detalles, como la ausencia de algunos eslabones en la cadena evolutiva, no son capaces de ponerla en duda. Le evolución es la que es, se encuentren fósiles o no, y la ciencia lo tiene claro.
Respuestas a este misterio
Hace unos años se encontró un nuevo fósil en Sudáfrica, al que se le conoce como Austrolopihecus Sediba, que como se puede ver por su nombre no forma todavía parte de la especie Homo, pero que sí está tremendamente relacionada con ellos. ¿Se trata del eslabón perdido entonces? En aquel momento muchos titulares así lo aseguraban, pero fueron los propios científicos los primeros en aclarar que aquel no era un eslabón perdido y que de hecho, ese término no debía utilizarse, porque no existía. La ciencia ya tiene asumido que el linaje de nuestra especie no se encuentra en una fila horizontal perfectamente ordenada que va desde los monos hasta los sapiens, sino que se trata más bien de un árbol genealógico con distintas ramas que se bifurcan y que nos permiten una comprensión mucho más clara de nuestra evolución que la simplista cadena de homínidos.
La teoría de Darwin es ya un hecho científico
Como decíamos arriba, el término de eslabón perdido surge como contrapartida a la teoría de la evolución de Charles Darwin. En aquel momento, fueron muchos los científicos e investigadores que dudaban de los logros del británico. Sin embargo, más de siglo y medio después, la teoría de Darwin está más que contrastada y nuestro nuevo entendimiento de la biología y la evolución la ha llevado a un nuevo nivel, convirtiéndola en un hecho científico a todos los efectos. De hecho, los propios investigadores siguen afirmando que existen muchísimos fósiles todavía por encontrar, pero que encajarían en esa forma de árbol con distintas ramas que se ha creado, y no en una perfecta fila de homínidos en los que faltarían todavía huecos por rellenar.
Qué puede suponer para la sociedad el descubrimiento del eslabón perdido
El término eslabón perdido en sí ya ha dejado de tener sentido, porque a nivel científico y biológico la evolución de nuestra especie ya ha quedado más que demostrada. Sin embargo, todavía se sigue llamando así a cualquier homínido que enlace entre el antiguo Austrolopithecus y el actual Homo, dos especies similares que seguramente convivieron durante mucho tiempo en el planeta, y puede que incluso dieran a luz a una nueva especie diferente, que sería más cercana aún a la nuestra. El entendimiento de nuestra especie y de nuestra evolución no depende ya de encontrar unos restos fósiles, porque la ciencia ha logrado llevar la teoría a un nuevo nivel en el que ha conseguido el estatus de verdad inmutable.